Gracias por recogerme en mitad de la noche, por empaparte bajo la lluvia, por meterte en huecos difíciles para alcanzarme.
Por buscar una caja para llevarte a mis crías, por subirnos a tu coche.
Gracias por abrazarme, y tranquilizarme.
Por ese “ya estás a salvo, todo irá bien”.
Por buscar un veterinario de urgencia. Por esperar conmigo. Por acompañarme.
Por ayudarme en la recuperación.
Por llorar conmigo.
Gracias por tomar decisiones por mí. Aunque a veces difíciles, la mejor.
Por esas caricias y ese calor, por no dejarme solo en el final.
Gracias por tu paciencia y tu sensibilidad.
Por denunciar las injusticias, por contar mi caso, por ser mi voz.
Gracias por buscarme casa de acogida, por hacer mi espera más fácil.
Por orientar a los adoptantes. Por atender llamadas, por organizar visitas.
Por ponerme guapo y llevarme a aquel desfile para que vieran lo bueno que soy.
Gracias por buscar donativos, por cargar pienso a tu espalda.
Por recoger mantas para los viejitos y buscar leche para los cachorros que llegaron sin su mamá.
Gracias por difundirme, por colocar huchas, por estar en ese mercadillo solidario.
Por no entender de domingos ni grandes nevadas.
Gracias por tu empatía, y por tu valor.
Por limpiar mi chenil, por jugar conmigo un ratito, por acariciarme tras la verja.
Gracias por animarme mientras buscas a mi familia ideal.
Por alegrarte conmigo, por darme la buena noticia.
Por desearme suerte, por despedirte de mi cuando llegó el gran día.
Gracias por conseguirme una segunda oportunidad, por hacerme feliz.
En definitiva, gracias por tu tiempo, tu dedicación y tu cariño.
Gracias por no mirar para otro lado.
A todos los voluntarios, de la causa que sea, por hacer un mundo mejor 💚